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Morante quiere estar junto a dos de sus debilidades, Gallito y Paula, así que el Museu del Bou ha guardado un rincón para ese tercer pilar que sostiene esa catedral de arte: El rincón de Morante. El sevillano es el último gran eslabón de la tauromaquia, el torero más genial y completo de todos los tiempos. Este genio irrepetible ha confirmado una donación de parte de sus recuerdos, algunos muy personales, para engrandecer la riqueza de este Museu de cuyas joyas históricas ha quedado maravillado. Se recreó en los vestidos de Paula y Gallito, en los múltiples carteles antiguos, en los estoques de Manolete, en las esculturas… Sus ojos, seducidos por la magia de la historia, gritaban a voces el encanto por el arte.

El de La Puebla recorrió el museo con paso sosegado, como si del paseíllo se tratase, sin prisas, paladeando cada rincón, fascinado ante tanta riqueza cultural e histórica que tanto le maravilla y valora.

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